viernes, 26 de noviembre de 2010

Cibersocialización y adolescencia: un nuevo binomio para la reflexión en educación social

Con el presente artículo pretendemos acercar al educador social algunas reflexiones, todavía inconclusas, debido a la novedad del asunto, sobre la cibersocialización de los adolescentes actuales. Nos centramos en las enormes posibilidades de las comunidades virtuales, donde aspectos como la intimidad y la identidad revelan distintos significados a los tradicionales y donde el propio ensamblaje de identidades resulta un juego de niños. Pero, por otro lado, los adolescentes no están exentos de riesgos, ejerciendo o padeciendo nuevos acosos: ciberbullying, grooming o sexting. En definitiva, intentamos mostrar la cara y la cruz de la cibersocialización ofreciendo una modesta visión integral de la realidad en la que tarde o temprano tendrá que intervenir el educador social, pues el ciberespacio es ya un ámbito de educación informal.

1. Del callejón urbano a las autopistas del ciberespacio
Durante mucho tiempo los manuales de psicología del desarrollo, al abordar la etapa de la adolescencia, han presentado espacios de socialización que en los últimos años han variado sensiblemente. La escuela, con toda la diversidad reflejada de la sociedad multiétnica, la familia o familias con nuevas configuraciones, e incluso las nuevas relaciones con el grupo de pares van generando un desconocido paisaje social. La propia aceleración de los tiempos ofrece hoy a los adolescentes nuevos espacios y, posiblemente, nuevas formas de dinámica social. El ciberespacio entendido como un entorno virtual donde distintas identidades simulan una interacción real, se ha convertido en un hecho ordinario para la mayoría de jóvenes de los países desarrollados. Mientras la calle pierde predicamento, a principios del siglo XXI para niños y adolescentes, el ciberespacio gana adeptos cada vez en generaciones más jóvenes.

Pero, ¿a qué nos referimos al hablar de cibersocialización? Podemos decir que se trata de un proceso de interacción social que tiene lugar en entornos virtuales dentro de la red, a partir de tecnologías informáticas, y donde se generan auténticas redes sociales cuya estructura social: roles, estatus, normas, niveles grupales, etc. resulta patente.

Las posibilidades de la red dibujan un nuevo mapa de prácticas sociales que comparten, como es evidente, una gran similitud con las prácticas sociales callejeras tradicionales (solidaridad, conflicto, aceptación grupal, búsqueda de identidad, etc.) de la adolescencia, aunque las modalidades de interacción se amplían y modulan gracias a las autopistas de la información.

2. Publicar la intimidad e Intimidar con publicar
Se ha entendido, como hecho natural, que los adolescentes se recreen largo tiempo en espacios de intimidad: una conversación al teléfono, unos apuntes en el diario, una charla cara a cara con el amigo, la digestión de una emoción intensa en la soledad del cuarto, la ensoñación discurrida al compás de una canción, unas fotos para olvidar o la lectura de un poema. Y en los últimos tiempos añadiríamos, sin tapujos, unas líneas con el Messenger, con el móvil o en una de las comunidades virtuales actuales.

La intimidad, en el adolescente, se torna en un ámbito difícil de gestionar, como resultado de una dialéctica entre la aceptación del grupo junto a un cierto exhibicionismo, y el deseo contrario de ocultación, de pudor y de separación. En este sentido, la intimidad como refugio se ha revelado como una de las señas de identidad más extendidas en las sociedades modernas de marcado cuño individualista. Amartillar un letrero de “No Pasar” en el propio cuarto se convirtió en las últimas décadas en un ritual iniciático obligado de entrada en la adolescencia, y en una conducta de autoafirmación que anunciaba a los demás los derechos conquistados de la edad adulta. Así, se ha considerado tradicionalmente que cualquier marca física o simbólica que transgredía su intimidad, era una grave violación de los derechos y una amenaza para el self.

Y aunque, en cierta medida, esta protección de la intimidad continúa siendo un hiato frente al mundo adulto, gracias a Internet, la propia intimidad se ha convertido en bandera indentitaria, al exponerla, en forma de fotos, o texto a una comunidad en la que no siempre se han visto cara a cara sus integrantes. Ante el escaparate de las redes sociales, los propios asuntos íntimos se publican, se comparten, para construir y verificar la propia identidad en un proceso de retroalimentación continua. Pero, es una intimidad seleccionada, sesgada o maquillada casi siempre, por el propio interesado. La vida social exige mejorar a nuestra manera la imagen de nosotros mismos, de cara a los demás. En este sentido, la audiencia imaginaria como fenómeno prototípico de la adolescencia, en el que el adolescente cree que el mundo está pendiente de él, se encarna como realidad tozuda en el ciberespacio. Así, los beeps de alerta cuando hay alguien conectado sugieren una presencia real y total en el grupo de iguales, incluso, a pesar de nuestra ausencia de motivación. La sensación de “gran hermano”, tanto por el hecho de conocer cuando estoy conectado, o bien por la facilidad de publicar una noticia, foto o similar, sin el consentimiento, refuerza estas sensaciones ya magnificadas de forma natural en muchos adolescentes. No es extraño, por tanto, que las fronteras entre lo público y lo privado, lo interno y lo externo se tornen borrosa, conformando una intimidad líquida, escurridiza y vulnerable para quien desea su integración en comunidades virtuales y en la red en general.

3. Carnaval de identidades

La identidad como representación de sí mismo en la red se presta a unas posibilidades que en los escenarios físicos son inimaginables. En concreto, la ausencia de esqueleto y musculatura física, supone una de las revoluciones más llamativas en la cibersocialización. Así, los atributos externos identitarios clásicos como la edad, el color de la piel, la talla, el peso, el género y la morfología corpórea dejan de configurar la primera impresión en los inicios de una interacción virtual, y pasa a un segundo plano, también, en la comunicación ya establecida con personas conocidas. Para los adolescentes, el estado incorpóreo de identidades que fluyen en la red puede resultar especialmente atractivo para aquéllos cuyo autoconcepto corporal es negativo. No se puede pasar por alto que, en la etapa adolescente, la imagen física adquiere un relieve sobresaliente e incide de forma significativa en la autoestima global. Los cambios corporales, el deseo sexual, la inclinación a atraer y ser atraído, junto a un marco sociocultural que entroniza el aspecto juvenil, elevan el aspecto físico a categoría de sagrado. Por lo tanto, en la red, el adolescente puede desplegar un alter ego amortiguando parte de la posible frustración anidada en la socialización estrictamente física, permitiendo la experimentación y descubrimiento de otros aspectos de la propia identidad o incluso de otras identidades. La extendida Second Life sería buen exponente de un micromundo habitado por proyecciones virtuales de miles de alter egos.

4. Ahora sí soy popular

Incluso, las redes sociales pueden favorecer una cierta ilusión de popularidad en el adolescente. La expansividad de contactos que permiten las redes, agregando nuevos contactos a golpe de click, sin duda puede alterar la percepción de integración e incluso de popularidad personal. Listar el elenco de supuestos amigos que con frecuencia superan la centena, puede redundar en una ficticia autovaloración social positiva, aunque también, de alguna forma, mitigar temporalmente sensaciones de aislamiento o desafección social. Huelga decir que para el adolescente que presenta una correcta adaptación social en el grupo de pares, la expansividad de los contactos en las redes sociales supone un corredor de ventanas abiertas a la exploración y conocimiento de otras identidades virtuales, favoreciendo, al menos desde el plano técnico, transacciones culturales, al ensanchar el espacio representacional de la amistad, a pesar del tono epidérmico que envuelve muchas relaciones. Por tanto, las redes sociales podrían generar un efecto liberador, especialmente para aquellos adolescentes que se perciben orillados en su grupo de iguales, en la familia o en la escuela, sumado a un efecto de dilatación de horizontes sociales, aunque resulten algo superficiales.

5. La facilidad de identificarme en la red
Como deriva natural de lo expuesto anteriormente, otro de los efectos posibles de las redes sociales es la facilidad de sentirse identificado con otros que están en situaciones parecidas. Los adolescentes gays que viven de forma silenciosa su homosexualidad pueden encontrar el impulso, la aceptación, la empatía y, en definitiva, la ayuda al contactar con otros adolescentes en similares circunstancias. Todo ello sería perfectamente extrapolable a otro tipo de colectivos o personas que viven de forma angustiosa alguna realidad personal. Pero, del mismo modo, las adolescentes con trastornos alimentarios encuentran en la red comunidades donde intercambiar información para adelgazar, para engañar y en definitiva para autoafirmarse como grupo contracultural. El potencial identificativo de las comunidades virtuales, y en general de la red, minimiza, en cierta medida, el fenómeno de la fábula personal adolescente, por la que el joven considera que lo que le ocurre, únicamente le sucede a él. De esta forma, es fácil encontrar en la red a personas con quien compartir cualquier inclinación o interés, por desviado o minoritario que resulte, lo que redunda en una cierta hipernormalización social, bajando paulatinamente el umbral de lo aceptable.

6. Enredos de la red
Pero esos encuentros en las comunidades no están exentos de riesgos. Los gobiernos, publicistas, y hackers disponen de la tecnología necesaria para intervenir teléfonos, mensajes electrónicos y rastrear las comunidades virtuales con sumo detalle. Con ellas se pueden detectar patrones de conducta que, como mínimo, supondrán el archivo del perfil de consumidor. Pero también puede suponer exponerse de forma frágil al escarnio público o a la acción malintencionada de grupos e individuos. Al fin y al cabo, la huella virtual que dejamos en foros y comunidades sociales se torna bastante indeleble y fácilmente manipulable. A todo ello se le puede sumar la infravaloración del riesgo que acompaña frecuentemente la conducta adolescente.

En suma, podemos advertir ciertos riesgos asociados especialmente al ciberespacio para el adolescente. De ellos nos detendremos en el ciberbullying, el grooming e incluso el sexting.

El ciberbullying se refiere a la conducta de acoso de un menor a otro menor en el ciberespacio. Podemos diferenciar entre ciberbullying activo (el que realiza el agresor) y el pasivo (el que recibe la víctima). Algunas de las conductas, sin ánimo de exhaustividad, que encajarían en la anterior definición serían:

  • Colgar una foto comprometida.
  • Crear un perfil o espacio falso en nombre de la víctima donde se escriban a modo de intimidades determinados acontecimientos susceptibles de burla.
  • Dejar comentarios ofensivos e insultantes en foros.
  • Participar de forma agresiva con insultos y/o amenazas en chats.
  • Envíar mensajes amenazantes vía e-mail.
  • Usurpar la clave del correo electrónico y manipular mensajes.
A pesar de la novedad del asunto, y aún con falta de cifras concluyentes, en el estudio INTECO sobre adolescentes españoles, aparece una tasa del 5,9% de adolescentes sufridores de ciberbullying, y un 2,9% en el caso de realizarlo (ciberbullying activo). Otros estudios, como el de Cox Comunications con muestras americanas, alcanzan cifras del 15% de ciberbullying pasivo.

El
grooming se refiere al conjunto de estrategias desplegadas por un adulto para ganar la confianza de un menor en Internet con el fin último de obtener concesiones sexuales. A partir de un acercamiento empático y con engaños se llega el chantaje del menor para obtener fotos suyas de desnudos, o para establecer un diálogo virtual de tono pornográfico. Y, en casos extremos, se puede pretender un encuentro físico. La facilidad de instalación de las cámaras webs se torna en aliado de estas conductas. Asociado, en ocasiones al grooming, se encuentra la conducta de sexting.

Por sexting consideramos cualquier conducta de envío o recepción de material pornográfico o erótico. Se incluyen los mensajes de texto, fotos u otro material multimedia.

7. El cibercafé como escenario prototípico adolescente
Si el botellón o el preservativo son iconos del imaginario adolescente actual, podríamos añadir que también lo es el cibercafé, aunque en mucha menor medida y ligado principalmente a los adolescentes varones.

En estos locales muchos adolescentes juegan en red con otros que están en la misma sala o en otros lugares. El sentido de pertenencia que confiere el hecho de compartir a la vez un espacio físico y virtual sugiere que la conexión en red por sí sola no es suficiente para el pleno disfrute. La complicidad, a partir de expresiones socioemocionales compartidas, parece incrementar la satisfacción lúdica. Pero, por otro lado, el mismo cibercafé también permite el refugio o la actividad autística, sin la presión exigida habitualmente en otros contextos de socialización. Estos locales se configuran como una mixtura entre los espacios físicos y virtuales que garantizan las posibilidades de una socialización física de perfil bajo, junto a una socialización virtual de amplio potencial.

A modo de conclusión
La red y las comunidades virtuales se ofrecen como un juguete, sin duda, a la medida de la personalidad adolescente, que dispone de un pensamiento abstracto para transgredir las barreras de la socialización física. Se convierten, así, en una ventana para asomarse a un mundo infinito de máscaras que le brinda la imaginación y el anonimato de la red, junto a su deseo febril de independencia. De esta forma, las comunidades virtuales y la red, como extensión, son laboratorios de pruebas donde ensayar los entresijos de una cultura de la simulación al servicio de la construcción de identidad personal. Sin embargo, también los riesgos son variados, como hemos podido comprobar, y la infravaloración del riesgo hace del adolescente un sujeto vulnerable. Como han puesto de relieve muchos autores, la sociedad actual ofrece tintes adolescentes en su conjunto: inmediatez, hedonismo, presentismo e individualismo. Es entonces cuando el juguete adolescente se globaliza hacia todos los rincones y edades, pero ¿están preparados los adolescentes y la sociedad en su conjunto para sortear los incipientes riesgos? Sin duda, el educador social tiene ante sí el reto de participar en la prevención de las bifurcaciones negativas de la utilización de Internet, así como de explotar educativamente sus inmensas posibilidades.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Educación 2.0

Las nuevas tecnologías tienen un potencial transformador de la educación.

Es una entrevista Ana Laura Rossaro, una auténtica experta en educación 2.0.
Actualmente es la responsable de Educación y Coordinadora de Proyectos de RSE en Editorial Autores, en Argentina. 
Las nuevas tecnologías aplicadas a la educación son su especialidad, como ha demostrado como tutora de e-learning en Educared formando a docentes. Su trayectoria también cuenta con experiencia en el voluntariado, y ha desarrollado ideas vinculadas a la inclusión de las TIC. Ahora ya prepara su docencia en varios módulos sobre Nuevos Entornos de Aprendizaje y Web 2.0 y Redes Sociales de Aprendizaje. 

Entrevista: 

¿Qué pueden aportar las TIC a la educación?
Para que una innovación pueda considerarse con valor pedagógico, debemos cerciorarnos respecto de su potencial para enriquecer o transformar el proceso educativo. Las nuevas tecnologías -según el uso que les demos- pueden facilitar, mejorar y enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje, pero además -y quizás lo más importante- es que tienen un potencial transformador de la educación. Las herramientas 2.0 (como los blogs, wikis, redes sociales etc.) tienen características específicas que resultan fundamentales para la educación: son gratuitas, reducen distancias y costos, son intuitivas, modifican códigos y roles, permiten el trabajo colaborativo, promueven el desarrollo de múltiples competencias e inteligencias, favorecen la autoevaluación y la evaluación procesual y son acordes al perfil “digital” de los alumnos.
Pero, particularmente la web 2.0 (no simplemente como conjunto de herramientas y plataformas, sino como fenómeno social y cultural) cumple un rol en el pasaje hacia un nuevo paradigma educativo basado en una nueva relación con el saber, una nueva relación pedagógica y en grandes cambios institucionales. La nueva relación con el saber se caracteriza por nuevas fuentes y medios de saber (los libros pierden el lugar privilegiado que tenían, el contenido se prioriza frente al soporte, la cultura digital se impone a la letrada); nuevos agentes de saber (“prosumers”); nuevas formas colectivas de participación (inteligencia colectiva); nuevas estrategias de gestión de contenidos, nuevas competencias y nuevos mecanismos de legitimación del saber. La relación pedagógica se hace más horizontal, diluyéndose roles y jerarquías tradicionales creándose nuevas arquitecturas de participación que convierten al alumno en un prosumidor y al docente, además, en un mediador o facilitador. Por su parte las instituciones escolares pierden el monopolio de la socialización y deben mutar desde su función homogenizadora hacia una modalidad de aprendizaje expandido y personalizado, buscando una e-matiurity institucional con un currículum abierto, métodos multimediales, aprovechamiento de las Tics, planeamientos dinámicos entre otros múltiples cambios urgentes.

 

¿Está suficientemente implantada esta relación en las escuelas?
Aún es muy pronto para esperar que los sistemas educativos en general y las escuelas en particular hayan alcanzado un buen grado de implementación de las TICs. Se ha avanzado en los últimos años pero el camino apenas lo hemos comenzado. Los aspectos que influyen son muchísimos: falta de presupuesto (para equipamiento, conectividad y capacitación), falta de decisión política, intereses encontrados y resistencia al cambio. En cuanto al cambio de paradigma educativo, hoy apenas podemos imaginarlo y adeudamos muchos debates. Muchas veces caemos en consensos aparentes demasiado provisorios, en modas, espejismos, “tecnopositivismos” que no hacen bien a la transformación educativa. Hay que debatir, hay que pensar seriamente y hay que invertir en buenas políticas educativas.
En las familias, ¿se utilizan las nuevas tecnologías en casa desde un prisma educativo?
Hay que decir que no en todos los hogares se realizan actividades en clave didáctica, muchas familias confían ese aspecto de la educación integral de sus hijos a la escuela y se limitan a otras cuestiones igualmente importantes.
Además ésto requiere por un lado, que las familias puedan acceder a las tecnologías -algo que en nuestras sociedades desiguales implica una gran limitación- pero además se hace necesario que los padres conozcan, usen y valoren las nuevas tecnologías para así poder considerarlas relevantes en la formación de sus hijos. En síntesis, es probable que al interior de algunas familias se usen las tecnologías con fines educativos, pero en mi opinión, se trata de una minoría.
¿Saben los padres y madres de TIC?
Hay dos conceptos -polémicos por el riesgo de arbitrariedad y simplificación que implican si se los usa mal- que explican la relación padres-hijos respecto de las Tics: “Nativos e Inmigrantes Digitales”. El indicador más claro de pertenencia a cada grupo es la edad, se suele decir que los chicos y jóvenes son nativos y sus padres y maestros inmigrantes. Lo que caracteriza a los nativos, es el alto nivel de penetración de las nuevas tecnologías, su elevada valoración hacia ellas, la facilidad en el manejo de las nuevas herramientas, la gestión de la mayor parte de sus actividades a través de ordenadores o celulares, la espontaneidad en la asimilación de las nuevas formas de comunicarse y de conocer, y la naturalidad en la comprensión de la nueva realidad. Por su parte, para los inmigrantes la relación con la tecnología no es natural, su aprendizaje suele ser más dificultoso, la valoración que tienen respecto de ellas no es tan elevada y la asimilación de los nuevos sentidos y códigos es más conflictiva. Sin embargo hay adultos -una minoría- que presentan excepciones a estas reglas y se los ha denominado “colonos digitales”.
Muchos padres no usan tecnología o lo hacen de manera muy básica. Algunos las rechazan. Otros tantos lo hacen de forma más asidua pero el uso que le suelen dar está limitado a la búsqueda de mayor eficiencia, velocidad para ciertas tareas, por motivos laborales o comodidad. En general son pocos los padres que valoran las TICs como nuevas formas de conocer, comunicarse, expresarse, colaborar, aprender, divertirse y relacionarse. Y muchos de ellos tienden a recordar con melancolía los tiempos de su infancia, los juegos de antaño y les preocupa el aislamiento y riesgos de diverso tipo por el uso de la computadora.
¿Qué pautas son las más importantes para educar a los niños a través de las nuevas tecnologías?
Las tecnologías tienen un gran potencial educativo pero depende sensiblemente del uso que les demos. Hacer lo mismo pero de forma online o multimedial, puede producir cambios interesantes pero estaremos desaprovechando el potencial de las herramientas. Muchos proyectos de aula con TICs simplemente aplican alguna herramienta 2.0 pero con las mismas propuestas y lógicas de antaño. Es común que los objetivos de estas propuestas queden cumplidos al haber obtenido, buena recepción y disciplina por parte de los alumnos, y buenos resultados en las materias tradicionales (con exámenes tradicionales). Sin embargo debemos revisar desde la propuesta, el tipo de tarea, la modalidad de trabajo, los roles adoptados por alumnos y docentes, las competencias puestas en juego, y el tipo de evaluación. Todos estos aspectos deben ser coherentes con un el nuevo paradigma educativo del que ya hablamos o estaremos haciendo lo mismo de siempre.
¿Qué papel pueden tener las redes sociales en la educación?
Ya no quedan dudas del lugar que las redes sociales tienen en el mundo, y de los cambios que éstas han generado en nuestra forma de comunicarnos, conocernos, relacionarnos, colaborar, trabajar, estudiar y entretenernos. Su potencial es enorme y podemos realizar interesantes propuestas educativas en las redes ya existentes, o incluso crear nuestras propias plataformas institucionales, inter-institucionales, redes de aula, por proyectos o asignaturas.
Desde un punto de vista psico-social, las redes permiten crear un espacio de comunicación, intercambio, convivencia, expresión y cooperación entre todos los miembros del centro educativo -o entre varios centros-; diseñar una propuesta acorde al “perfil digital” de los alumnos; fomentar los principios sociales de la web 2.0: establecer nuevas arquitecturas de participación en la escuela con relaciones colaborativas y de mayor horizontalidad.
Desde el punto de vista instrumental, permiten fomentar el uso de la web 2.0 para el desarrollo de tareas educativas; generar un centro de integración de diversos sitios y recursos 2.0 que se estén utilizando en el centro o en el aula; y diseñar propuestas de actividades novedosas y diversas a partir del enorme abanico de aplicaciones, gadgets, funcionalidades y características personalizables de la plataforma.
La web 2.0, ¿ha supuesto un gran crecimiento de los riesgos del uso de internet para niños y jóvenes?
La seguridad en Internet, es un tema importante principalmente porque preocupa a padres y docentes. Personalmente considero que existe cierta paranoia injustificada, pero también es cierto que existen peligros reales. Los hay de diverso tipo: abuso de menores, violación de la intimidad, fraudes, acceso a contenidos inapropiados para menores, adicción a Internet o video juegos, ansiedad y aislamiento. Sin embargo la probabilidad de riesgo está sobrevalorada y en muy buenos porcentajes todos esos peligros son evitables si nos ocupamos a tiempo.
La web 2.0 facilita sensiblemente el acceso, la participación, la producción de contenidos y la comunicación, por lo tanto así como abre infinitas posibilidades de aprendizaje, diversión y socialización, también potencia algunos riesgos.
No obstante, la preocupación no siempre es acorde a los peligros reales y suele exagerarse. En general la lectura que hacemos de la realidad es relativa a la comprensión que tenemos de la misma. Y sabemos que el desconocimiento genera indiferencia, rechazo o temor. Por lo tanto en este sentido lo más adecuado es capacitar a los adultos y concientizar a los chicos para que aprovechen las TICs pero se expongan lo menos posible a los riesgos. De hecho, no se trata más que de hacer lo que hicimos siempre: cuidar a los chicos, guiarlos, pero no restarles posibilidades por temor.
¿Cómo nace la idea del blog Educación 2.0?
Creé mi primer blog -sobre política- hace bastante tiempo para probar la herramienta y me apasionó. Paralelamente cursaba en la facultad materias de especialización en tecnología educativa y mis intereses se orientaban cada vez más, así que decidí crear EDUCACION 2.0 con el objetivo de divulgar proyectos, conceptos e ideas sobre TICs y educación.
Se trata de un espacio que intenta respetar la filosofía 2.0, priorizar la educación como problema clave y divulgar la importancia de la utilización de tecnologías y de la incorporación de la web 2.0 como fenómeno social y cultural hacia la construcción de una nueva forma de pensar la educación. Convencida de la necesidad de generar estos nuevos consensos y plantear ciertos debates creo que la herramienta -junto con el resto de los entornos 2.0-, es excelente.
Hace un tiempo para la difusión un evento blogger realizado en Buenos Aires, me consultaron qué es para mí ser blogger y les comenté que se trataba de “ser un apasionado por algo y haber encontrado la herramienta ideal para contar -y compartir- sobre esa pasión”. Creo que esa motivación determinó el nacimiento de Educación 2.0, y su continuidad sin dudas.
¿Qué principales dudas o consultas tienen sus lectores?
En general más que consultas los lectores dejan opiniones y abren debates muy interesantes. Los temas recurrentes tienen que ver con la disputa entre la cultura tradicional letrada y los nuevos medios, el software libre versus el privativo, la seguridad en Internet, los modelos 1 a 1 en Latinoamérica. Si bien el blog es un proyecto personal que diseñé y edito sin colaboradores formales, los aportes de los lectores tanto en forma de comentarios en el blog o en las redes sociales, son para mí una forma de colaboración y trabajo colectivo fundamental.




Enrique Martín Guerrero
(Colaborador de este blog)





sábado, 20 de noviembre de 2010

Sobre la adicción a internet y al teléfono mobil

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) están abriendo nuevas vías para propiciar la relación con personas conocidas o desconocidas. En este contexto, Internet y el teléfono móvil requieren una atención especial. El uso excesivo de Internet representa un trastorno psicológico, de tipo adictivo, que puede afectar especialmente a personas con necesidades emocionales especiales, jóvenes y adolescentes. Entre las aplicaciones específicas de Internet, la posibilidad de adicción se centra en el uso de aplicaciones comunicativas y sincrónicas como, por ejemplo, los chats y juegos de rol en línea, que permiten la comunicación hiperpersonal, el juego de identidades, las proyecciones y la disociación sin consecuencias en la vida real. Además, Internet podría tener un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de otras adicciones como el juego patológico y la adicción al sexo. A diferencia de ello, el uso desadaptativo del móvil puede ser problemático pero no adictivo, porque las alteraciones que se producen no son tan graves ni de la misma índole que las que se derivan de Internet. Así pues, es necesario seguir explorando las características conductuales y emocionales del uso de Internet y del móvil para promover un uso adecuado y tratar a las personas afectadas mediante pautas educativas o atención psicoterapéutica.

El impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) como Internet y el teléfono móvil es tan espectacular que es lícito preguntarse si, en algunos casos, pueden provocar adicción, al igual que otras conductas socialmente aceptadas como comprar, jugar, trabajar y practicar el sexo (Alonso-Fernández, 2003; Echeburúa, 1999; González Duro, 2005; Holden, 2001; Lemon, 2002).

La persona que utiliza Internet o el móvil encuentra unos reforzadores específicos. Internet, por ejemplo, aporta elementos como el anonimato, la capacidad de socializarse y sentirse miembro de un grupo, la construcción de identidades, los juegos sexuales y el flirteo, el bienestar psicológico, la inmediatez, la accesibilidad y el hecho de alternar la comunicación mediante la escritura (menos estresante) con la comunicación "cara a cara" (Sánchez-Carbonell y Beranuy, 2007). Por su parte, el móvil brinda la oportunidad de estar en contacto permanente, socializarse, disfrutar del ocio, generar seguridad y una sensación de control a los padres y parejas, asumir autonomía, proporcionar intimidad, favorecer la conciliación familiar, facilitar la gestión del tiempo y de la información, expresar sentimientos y combinar la comunicación sincrónica (oral) con el asincrónica (SMS) (Beranuy y Sánchez-Carbonell, 2007).

Existe una dualidad de opiniones sobre la existencia o no de la adicción a Internet y al móvil. Por un lado, ni la Clasificación Internacional de las Enfermedades (World Health Organization, 1992) ni el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (American Psychiatric Association, 2000) categorizan la adicción a las TIC como entidad diagnóstica, en parte debido a que son fenómenos recientes que necesitan futuras investigaciones; sin embargo, es posible que próximas ediciones la tengan en cuenta (Hollander y Allen, 2006). Por otra parte, varios autores (Alonso-Fernández, 2003; Echeburúa, 1999; González Duro, 2005) defienden la idea de que la adicción a las TIC es posible.

Diagnóstico
Para diagnosticar una adicción a alguna TIC se utilizan los mismos criterios que para las adicciones a sustancias y las adicciones conductuales. Los elementos esenciales para diagnosticar las adicciones son dos: la dependencia psicológica y los efectos perjudiciales (Sánchez-Carbonell, Beranuy, Castellana, Chamarro, y Oberst, 2008). En primer lugar, la dependencia psicológica incluye deseo, ansia o pulsión irresistible (craving); polarización o focalización atencional, modificación del estado de ánimo, e incapacidad de control. En segundo lugar, los efectos perjudiciales deben ser graves y alterar tanto el ámbito intrapersonal (experimentación subjetiva de malestar) como interpersonal (trabajo, estudio, finanzas, ocio, relaciones sociales, problemas legales, etc.). Además, en ambas tecnologías se observan otros síntomas como la tolerancia, la abstinencia, la negación, el encubrimiento y/o minimización del problema, el sentimiento de culpa, la reducción de la autoestima, y el riesgo de recaída y de reinstauración de la adicción. Todos estos síntomas parecen ser más graves y duraderos en el caso de Internet.


Prevalencia y grupos de riesgo
Al revisar estudios realizados en España sobre la población general y universitaria o escolar, la estimación más realista sitúa el porcentaje de personas con problemas causados por Internet por debajo del 6% o, incluso, del 3% (de Gracia y col., 2002; Viñas y col., 2002; Graner, 2007; Beranuy, 2007). Se han descrito casos clínicos de adictos a Internet en países como Estados Unidos, Reino Unido, España e Italia; sin embargo, la información de que se dispone indica que la demanda de tratamiento es anecdótica y que, en ningún caso, se trata de una epidemia. Por su parte, en la literatura científica no se encuentran casos clínicos ni encuestas sobre la adicción al móvil.

En todo caso, parece que el uso patológico de Internet y del móvil puede afectar a cualquier grupo de edad, social, educacional o económico. A pesar de ello, se puede decir que son más propensas las personas:

  • en situaciones especiales como jubilación, separación, dedicación exclusiva al hogar, con limitaciones de comunicación o de movimiento;
  • afectadas por trastornos mentales y/o trastornos de personalidad;
  • con determinadas características de personalidad como baja autoestima, sentimiento de inadaptación, necesidad de sentirse querido y reconocido, infelicidad, carencias afectivas, inseguridad, soledad, búsqueda de sensaciones, tendencia a la fantasía, timidez, falta de habilidades sociales y tendencia a crearse una identidad ficticia.
En el caso de Internet, aumenta el riesgo si se utiliza para conocer a gente, conseguir apoyo emocional, buscar estimulación sexual, compañía, comunicación o amor, o si se trata de exalcohólicos y otros exadictos.
Además, es más probable que los síntomas afecten a personas inexpertas, especialmente a jóvenes, que se inician en el mundo de la tecnología. En el caso de los adolescentes, al no tener un control completo de sus impulsos, son fácilmente influenciables por las campañas publicitarias y comerciales, y han aceptado el móvil como un símbolo de estatus, lo que provoca sentimientos negativos y problemas de autoestima a aquellos que no tienen o que no reciben tantos sms o llamadas como el resto de sus compañeros. En el caso de los estudiantes universitarios, porque muchos viven lejos de su casa, inician o llevan una vida estresante y desconocida, tienen la necesidad de contactar con amigos que viven en otros lugares y disponen de libre acceso a Internet en las facultades y residencias.

Críticas
La adicción a Internet y al teléfono móvil se cuestiona por motivos conceptuales, algunos de los cuales se revisan a continuación.

Comunicación social. La construcción social de las adicciones tecnológicas podría compararse con lo que ocurrió cuando apareció la televisión, el teléfono o incluso la radio. Durante los años treinta, un psicólogo tan prestigioso como Gordon Allport estaba preocupado por la forma en que las personas utilizaban la radio. Es cierto que en la sociedad moderna la familia cede, en gran medida, su papel de agente socializador a los medios de comunicación; un proceso que comenzó en los años treinta con la radio y siguió, en los cincuenta, con la televisión. El uso de las nuevas tecnologías introduce formas de comunicación menos controladas, más frías, solitarias y distantes. Es posible que sea necesario un período de adaptación a la nueva tecnología tanto por parte de los nuevos usuarios como de los no practicantes que también necesiten incorporar las nuevas actitudes y comportamientos que conlleva el uso de las tecnologías.

Secundaria a otra adicción. Davis (2001) diferencia entre las adicciones que sólo son posibles en Internet (específicas) y las que son variantes de la adicción primaria (secundarias). Las adicciones secundarias a Internet forman parte de la adicción conductual que las provoca y no son auténticas adicciones tecnológicas. Comprenden la adicción al sexo (pornografía, buscar relaciones sexuales, cibersexo), al trabajo, a las compras, a jugar a la bolsa, así como el juego patológico (casinos y apuestas deportivas virtuales). En este caso, Internet actúa como proveedor de conductas reforzantes, que son las que realmente tienen la capacidad de producir adicción. Internet y el móvil serían un canal por el que se expresa la adicción primaria. No se trata de una adicción tecnológica, sino una manera de expresar otra conducta adictiva. Internet facilita estas conductas gracias al anonimato, a la accesibilidad de las casas de apuestas y casinos virtuales, a la facilidad para transmitir fotografías, vídeos, etc. En este sentido, Meerkerk, Van den Eijden y Garrtsen (2006) postulan que las aplicaciones de Internet que generan adicción son la búsqueda de estimulación sexual y, en menor medida, el juego. Es posible que, cuando se utiliza Internet, la adicción primaria tenga características específicas debidas al canal utilizado.

Necesidad versus adicción. Los usuarios pueden confundir la adicción con la necesidad de un instrumento o tecnología. Podemos establecer un paralelismo con lo que ocurre con un medio de transporte como el automóvil. La sociedad actual necesita el coche y aunque muchas personas "abusen" de él, difícilmente podríamos diagnosticarlas como adictos. El lenguaje popular ha identificado algunos de los síntomas del comportamiento adictivo, y equipara la adicción a Internet con la necesidad del coche o la electricidad. Los usuarios y la prensa también pueden caer en el error de confundir los síntomas leves y transitorios con los graves, que requieren atención clínica. Por ejemplo, comerse las uñas es una conducta perjudicial y difícil de abandonar, pero nunca se ha considerado un trastorno psicológico grave merecedor de categoría diagnóstica.

Efecto novedad. En el caso de Internet y del móvil es muy frecuente el efecto "novedad", gracias al cual una conducta se realiza intensamente durante un período limitado de tiempo, pero se reduce la ejecución de forma espontánea. Esto es lo que le puede pasar a una persona novel o ingenua en el uso de alguna de las aplicaciones de Internet o del móvil. Por este motivo se sugiere que los síntomas deberían estar presentes durante más de seis meses (Sánchez-Carbonell, Castellana y Beranuy, 2007).

Afición o hábito. Podríamos especular si las adicciones a las TIC, en lugar de ser un trastorno psicológico, fueran simplemente una afición desmedida, un hábito inadecuado. Muchas personas tienen hábitos o aficiones en los que invierten mucho tiempo y mucho dinero. En algunos casos, pueden ocasionar problemas de pareja, limitar el desarrollo laboral o ser un refugio psicológico ante las presiones de la vida real. Con estas aficiones es posible generar una nueva identidad en la que se encuentre satisfacción, así como reforzadores que no existen en otras esferas de la vida, como el trabajo o la familia. El jugador de rol on-line que consigue ejércitos y se casa con la princesa no es más patológico que el jugador de bridge o de ajedrez; sencillamente, el ordenador añade un factor de novedad que debe incorporarse a la construcción social. Esta afición no es en absoluto cuestionable, aunque objetivamente pueda ser excesiva e, incluso, perjudicial para la persona o su familia.

Algunas consideraciones
Vivimos en una sociedad en la que la emoción prevalece por encima de los sentimientos, donde la publicidad, el tipo de diversión, los valores sociales, el arte e incluso las relaciones emocionales (Bauman, 2003) conducen al hombre moderno a valorar la emoción-choque por encima de la emoción-sentimiento (Lacroix, 2001). Los chats, los mensajes de correo electrónico y los sms son canales adecuados para expresar las emociones de manera rápida y fugaz. Algunos canales comunicativos de Internet se desarrollan porque se adaptan perfectamente a las necesidades emocionales light de la sociedad actual. Estas emociones-choque son más adictivas que las emociones-sentimiento o emociones-contemplación, por la misma razón que las propiedades adictivas de los jugadores de azar son directamente proporcionales a la rapidez del refuerzo. Hasta finales de la década de los noventa del siglo pasado, los ciudadanos se sentaban a ver programas de televisión, mientras que en la actualidad, los nuevos medios de comunicación -móvil o Internet- son instrumentos interactivos que incitan no sólo a "ver", sino a" promo-ver "(Verdú, 2005). Mediante Internet y el móvil la persona es un elemento activo que ejercita una conducta gratificante y, como tal, susceptible de adicción.

En nuestra opinión, el uso excesivo de Internet comparte elementos clave de las adicciones como el craving (apetencia), la modificación del estado de ánimo, la polarización atencional, la pérdida de control y las consecuencias negativas en el ámbito académico, familiar o laboral. Sin embargo, en la mayoría de casos, el uso excesivo o problemático de Internet no es un trastorno psicológico. En el caso del móvil, es mucho más difícil categorizar su uso excesivo como adicción. La diferencia esencial del móvil respecto a Internet es que no facilita el juego de identidades, la disociación, el anonimato, la ausencia de consecuencias en la vida real, las proyecciones y la comunicación hiperpersonal posibles en Internet. El uso tradicional del móvil refuerza las relaciones cara a cara. Aunque la prensa haya difundido casos de adolescentes con un uso desadaptativo del móvil, éstos parecen circunscritos a una serie de conductas desadaptadas en torno a este aparato, no parecen organizarse de una forma tan estructurada como en el caso de Internet.

Si nos centramos, pues, en el caso de Internet y sus aplicaciones, la posibilidad de generar una adicción se centra sobre todo en las funciones comunicativas. Es decir, chatear con desconocidos y participar en juegos de rol colectivos son las aplicaciones que generan más abuso porque son sincrónicas (el refuerzo es inmediato a la conducta, a diferencia, por ejemplo, del correo electrónico o del eMule, que son asincrónicos), y porque la hipercomunicación permite crear una personalidad ficticia, reinventarse, sentirse seguro y no ser esclavo de la imagen corporal. Por tanto, en el caso de Internet, sería muy conveniente utilizar especificadores de la adicción (por ejemplo, "tipo chat" o "tipo juego de rol en línea"). A la vez, es necesario hacer un buen diagnóstico diferencial de aquellos casos en que no se trate de una auténtica adicción tecnológica, sino que, detrás de un uso excesivo de la red, se escondan otros trastornos. En estos casos es más adecuado el diagnóstico del problema primario con la especificación conveniente como, por ejemplo, adicción al sexo a través de Internet (cibersexo), jugador patológico a través de Internet, etc.

En muchos casos, el uso desadaptativo o el abuso de Internet se corregirán por sí mismos en un plazo limitado de tiempo. Este hecho, similar a muchas conductas gratificantes, no evita que una minoría pueda desarrollar una adicción que ocasione dependencia psicológica y daños intrapersonales e interpersonales durante un período de tiempo significativo.

Por tanto, es necesario seguir explorando las características conductuales y emocionales del uso de Internet y del móvil para promover un uso adecuado, diagnosticar adecuadamente y tratar a las personas afectadas mediante pautas educativas y/o atención psicoterapéutica, si fuera necesario.
Y para concluir, ¿cómo podemos intervenir?
Las TIC son un elemento de cambio social como el automóvil, los nuevos modelos familiares, la migración, etc. Ante un posible caso de adicción no hay que alarmarse: posiblemente se tratará de un exceso y no de una verdadera adicción, sin embargo, vale la pena incidir sobre lo que el lenguaje coloquial denomina estar "viciado" o "enganchado". La alarma es más frecuente en los padres que desconocen o utilizan poco las TIC y que se encaran por primera vez a un hijo adolescente. El educador social debe proporcionar al adolescente herramientas para hacer un uso adecuado de las TIC y debe ayudar a los padres a cambiar su mirada sobre estas tecnologías. De la misma manera que con las drogas o el sexo, cualquier intervención en estos temas pasa indiscutiblemente por fomentar hábitos saludables. Con estos condicionantes en mente, se pueden adelantar una serie de pautas específicas para actuar sobre el uso desadaptativo de Internet.

  • Participar y compartir: aconsejar a los padres y/o educadores para que enseñen a los adolescentes las aplicaciones que son más útiles y divertidas. Muchas veces los adolescentes utilizan Internet para jugar. En este caso, se puede tomar partido en la elección del juego. Jugar con ellos es una buena manera de participar en una actividad que les motiva, compartir emociones, aprender juntos y conocernos mejor. Al igual que caminar por la montaña o viajar en coche, compartir Internet con ellos es una buena excusa para escuchar y transmitir nuestro punto de vista.
  • Colectivizar: los problemas pueden derivarse del aislamiento que produce tener la televisión, la consola, el móvil y el ordenador en la habitación. Ubicarlos en un espacio común facilita la interacción con los padres y hermanos, y también se puede observar informalmente qué hacen cuando se conectan, a qué juegan y con quién.
  • Agrupar: el juego y la exploración son inherentes al ser humano y a la adolescencia. Jugar con los amigos es mucho mejor que jugar solos. Invitar a los amigos a merendar y moderar sus discusiones es más provechoso que adoptar una postura fundamentalista.
  • Educar para un uso de Internet como fuente de información y formación: incorporar el uso de Internet como metodología de estudio del adolescente, de modo que la red sea un espacio de comunicación vinculado a la reflexión y al conocimiento.
  • Programar: de esta manera podemos confrontarlos con sus límites y pactar con ellos. Siempre es mejor que se repartan el tiempo. Es mejor una hora durante siete días a la semana que siete horas seguidas en un solo día. Hay que evitar los empachos.
  • Hablar de Internet con el adolescente: las valoraciones que hacen los adultos sobre el uso de Internet de los adolescentes son mayoritariamente negativas y dirigidas, casi exclusivamente, a restringir horarios, a emitir juicios de valor sobre la pérdida de tiempo y a criticar los contenidos a los que acceden. Los adolescentes, ante esta actitud, se alejan e intentan evitar hablar de estos temas con el adulto, y dejan un vacío de referentes adultos con los que contrastar las ventajas y los inconvenientes de utilizar estas herramientas.
  • Entender el acceso a Internet como una forma de reaccionar al malestar psicológico: preguntarse por qué el adolescente centra su vida de ocio y de relación en Internet. Hay que tener una actitud de escucha activa ante su aislamiento. Debemos evitar hacer juicios de valor y realizar el esfuerzo de consensuar y concretar unos mínimos aceptables que puedan garantizar un uso adecuado de este instrumento.
  • Interruptores externos: se trata de utilizar cosas que tenga que hacer el adolescente o lugares donde deba ir como señales que indiquen que debe desconectar. Son alarmas naturales que se pueden llevar a cabo con la ayuda de relojes o alarmas de tiempo.
  • Informar sobre los instrumentos limitadores: hay una serie de programas que se pueden instalar al ordenador para bloquear el acceso del navegador a contenidos nocivos, para limitar el tiempo de conexión o para registrar las páginas web visitadas. El navegador Firefox tiene una aplicación (pageaddict.com) que permite regular las webs visitadas y el tiempo invertido.
  • Practicar lo contrario durante el tiempo de uso de Internet: la técnica consiste en romper la rutina para adaptarse a un nuevo horario. Por ejemplo, si lo primero que hace el adolescente al despertarse es comprobar el correo electrónico, podemos sugerirle que lo haga después de desayunar. Si es posible, hay que pactar con el adolescente la duración semanal de las conexiones.
  • Abstinencia de una aplicación particular: una vez se haya identificado la aplicación que resulte más problemática para el adolescente, ésta se debe dejar de utilizar. Esto no significa que no pueda utilizar otras aplicaciones relacionadas con la red. Por ejemplo, si un adolescente tiene problemas con el Messenger, no lo debe utilizar, a pesar de que pueda utilizar el correo electrónico o los navegadores.
  • Fijar metas: para evitar las recaídas se puede elaborar un horario realista que permita al adolescente organizarse el tiempo. Se puede elaborar un esquema de conexiones breves pero frecuentes. Disponer de un horario tangible puede permitir tener sensación de control.
  • Balanza de decisiones: podemos pedir al adolescente que haga una lista de los cinco principales problemas causados por el mal uso de Internet y otra con los cinco beneficios de estar desconectado o de abstenerse de utilizar una aplicación determinada.
  • Sugerir que cultive actividades alternativas: buscar otras actividades de ocio que motiven el adolescente y fomentarlas. Rescatar la red social del adolescente y buscar actividades preferentemente sociales. También se puede incentivar la familia para que participe en estas actividades.
  • Desarrollar un inventario personal: el adolescente debe elaborar un inventario personal de las cosas que ha dejado de hacer debido a su adicción, para después clasificarlas en "muy importante", "importante" o "poco importante". Tenemos que conseguir que examine las actividades "muy importantes" para que tome conciencia de lo que ha perdido y quizá le gustaría recuperar.
El móvil, por sus características, requiere intervenciones específicas. En los contextos educativos y especialmente por parte del educador social, se debería profundizar y contrastar para prevenir el posible abuso del móvil, ya que el hecho de que el adolescente pueda llevarlo permanentemente con él y que su uso dependa de su decisión, hacen que al adulto le sea difícil hacer de mediador entre móvil y adolescente, o compartir su uso. A pesar de ello, proponemos una serie de consideraciones que pueden servir de ayuda:
  • Comprar el móvil en el momento adecuado: comprar un móvil demasiado pronto es provocarlo a usarlo de manera inadecuada, y comprarlo demasiado tarde puede limitar la socialización del adolescente. Hay que adecuarse a su grupo de amigos y a su desarrollo madurativo.
  • Asumir la responsabilidad de los gastos: pactar "semanadas", trabajos alternativos, etc. para fomentar la pedagogía del esfuerzo por parte del adolescente.
  • Educar para la autorregulación del placer inmediato: educar para la tolerancia a la espera, y pactar el modelo del móvil buscando un equilibrio entre las necesidades y las ilusiones.
  • Permitir la personalización marcando límites: los adolescentes buscan identificarse con el móvil. Por ello piden modelos determinados, se descargan melodías, juegos y salvapantallas, y decoran los aparatos a su gusto. Esta necesidad de identificación es similar a la que tienen con su aspecto físico (ropa, peinado, etc.) y, así mismo, deben ajustarse los límites adecuados.
  • Conversar sobre el tiempo que invierte hablando: pactar el tiempo que dedica a hablar con sus amigos por el móvil con el objetivo de que tome conciencia de ello. Son muy frecuentes las distorsiones temporales y muchas veces pierden la noción del tiempo.
  • El adolescente debe tener claro dónde no puede utilizar el móvil: se ha de enseñar la normativa al adolescente, y es el adulto quien debe poner los límites desde el respeto y el diálogo, pero si es necesario, debe actuar como elemento de autoridad.
  • La edad marca pautas de uso diferencial: durante la primera adolescencia el móvil interesa sobre todo para jugar, escuchar música y hacer fotos. Sólo a medida que el adolescente crece, éste se transforma en una herramienta de comunicación. Es aconsejable iniciar la adolescencia con un trabajo dirigido al control de los impulsos.
  • El uso del móvil difiere en función del género: para las chicas siempre tendrá más importancia el factor comunicación y establecer redes sociales, mientras que para los chicos serán más importantes los juegos, la música, la cámara y las diferentes aplicaciones tecnológicas.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Reflexiones sobre el impacto social de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación

 
Todo pasa y todo queda…

El impacto de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación afecta a todas las facetas de la vida humana: científica, económica, sanitaria, social, educativa o lúdica. La máquina de vapor, el motor de explosión, la electricidad y la automatización de procesos en las fábricas y en el campo fueron los ejes a través de los cuales se forjó una nueva época y un nuevo modelo socioeconómico: el modelo del capitalismo financiero e industrial.

Desde la primera Revolución Industrial hasta finales del siglo XX el eje vertebrador del “mundo occidental” se ha centrado en la industria, en la concentración de capitales y mano de obra. La aparición de unas nuevas tecnologías centradas en la micro y nanoelectrónica digital y las telecomunicaciones (PC y periféricos, satélites, telefonía móvil, redes, Internet) ha supuesto un cambio radical con respecto al modelo industrial. Las sociedades dominantes están pasando del modelo de la Sociedad Industrial al modelo de la Sociedad de la Información. Así, hoy día se calcula, por ejemplo, que del coste de un PC, el 75% se debe a I+D, es decir, al conocimiento previo para poder producirlo, mientras que el resto (el 25%) es lo que cuesta desde la materia prima hasta su producción, distribución y venta final. La información es poder y beneficio económico.

Las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante NTIC) representan el catalizador de procesos de cambio, de cambios estructurales, de nuevas formas de relación y comunicación, de nuevos retos y riesgos, de nuevas pérdidas y ganancias. La incorporación generalizada, en los últimos 25-30 años, de microprocesadores y PC o computadoras, de satélites y periféricos, o en los últimos 10-15 años, de móviles, redes e Internet y la aparición de una ingente diversidad de fuentes de información en la investigación, la industria, la banca, el comercio o la educación universitaria (sincrónica y asincrónica) han provocado el comienzo de una nueva época, el comienzo de una nueva revolución autoalimentada, no sólo tecnológica, sino global (política, económica, comunicativa, creativa y cultural): la Sociedad de la Información (SI). Estas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no son meros recursos instrumentales dados los cambios radicales y la construcción de nuevos estilos de vida, de trabajo, de estudio o de ocio a escala mundial.

Según Castells en la 
entrevista concedida a Ajoblanco en 1996, las NTIC no son el futuro; ya son una realidad. El mayor impacto visible de esta nueva sociedad se refiere a la globalización del flujo de capitales y a sus efectos nocivos. Castells señala que los gobiernos cada vez tienen menos poder de control y regulación frente a la banca, grandes corporaciones o las multinacionales y su labor se centra en: “la transparencia de la información, la aplicabilidad de las leyes de bancarrota y la capacidad de los sistemas de contabilidad de empresas y mercados financieros. En definitiva, se trata más bien de facilitar la circulación de capitales.” La contextualización de la SI ha de situarse en el marco del modelo neoliberal que globaliza los movimientos de capitales sin restricciones o controles políticos de los Estados.

En nuestro contexto más local podemos apreciar en múltiples facetas sociales y económicas algunas de las características de este modelo: desde la deslocalización de empresas, mano de obra o capitales hasta la externalización de los servicios públicos (privatización encubierta de lo público); desde la precariedad laboral o la pérdida del poder adquisitivo de la mayor parte de la población (de los que lo tenían), hasta el aumento de la pobreza y de nuevas formas de exclusión social estructural. La nueva exclusión social tiene un carácter estructural y viene con la intención de quedarse. El desmantelamiento de lo que llamábamos “estado del bienestar” es, quizá, una de las prioridades del neoliberalismo económico y social: la individualización tanto de los costes del cambio como de sus riesgos y consecuencias.

En La sociedad red, Castells nos señala algunas características fundamentales de la SI:
  • El negocio está en la información. La información es la materia prima fundamental.
  • El impacto y la penetración social de las nuevas tecnologías será muy elevada. 
  • Existe una lógica de la interconexión.
  • La flexibilidad se convierte en el fundamento de todo el proceso. 
  • La revolución tecnológica planificada y convergente genera un sistema altamente integrado.
Los estados responden a la nueva situación, por un lado, con la asociación entre estados, cooperando y creando nuevas redes de relaciones y, por otra, con la descentralización regional, autonómica o local, facilitando así una adaptación rápida y flexible a los continuos cambios económicos, productivos, de capital e información: el estado-red.

Las NTIC y sus efectos generan partidarios incondicionales y rechazos viscerales. El espectro de predicciones abarca desde los más tecnófilos a los más tecnófobos. Pero cabe señalar, que las NTIC en sí mismas no tienen cualidades éticas aunque tanto el modelo científico-neoliberal como los modelos más moralistas tiendan a atribuir cualidades éticas a las tecnologías, a las máquinas o a Internet: las NTIC no son ni buenas ni malas. Que las NTIC se usen de una manera u otra dependerá de las elecciones que personas e instituciones concretas realicen en cada situación. Son las personas y no las NTIC las que poseen cualidades de tipo ético. Las NTIC se pueden usar para conseguir más libertad, más justicia social y más bienestar social pero también nos pueden traer un nuevo autoritarismo de control, censura de la información y el conocimiento en la Red y fuera de ella. La orientación que tome la SI dependerá de muchos factores pero, también, de cómo nos reciclemos los profesionales, la ciudadanía o la sociedad civil y de cómo eduquemos a las nuevas generaciones.

En la misma entrevista Castells señala que los partidos políticos han dejado de ser los “agentes de la innovación política, social y cultural”: se encuentran prisioneros del día a día y del conjunto de normas institucionales. Los partidos han entrado en una crisis de legitimidad. Para el autor los partidos han quedado “prisioneros” de los medios de comunicación porque es en los medios donde se hace la política en la SI


Contextualización de las TIC en educación
Toda tecnología que trate de información, comunicación o conocimiento es objeto de interés educativo: aparecen nuevos formatos audiovisuales, nuevas herramientas específicas para la educación, nuevas fuentes de información y conocimiento y nuevas didácticas que se han de analizar críticamente. Hay quien plantea que con las TIC ha habido una revolución didáctica y pedagógica. Se plantean nuevos paradigmas educativos.

Algunas de las ventajas que se le atribuyen al uso de Internet en la educación, sobre las que habrá que analizar y cuestionarse, son:
  • Acceso a la información más actual y precisa.
  • Incremento de la motivación de educadores, profesores y educandos.
  • Familiarización con las TIC y preparación para el mundo laboral.
  • Desarrollo y aprendizaje del trabajo colaborativo y aumento de las interacciones comunitarias.
  • Trabajo en red.
  • Nuevas formas de interacción:
    Escuela-alumno, escuela-familia, escuela-entorno (bibliotecas, bases de datos, asociaciones, centros culturales, ayuntamientos).
    Educador-educando, educador-centros, educador-centro-familia-entorno-local-global.
  • Mayor capacitación para la lectura, escritura, localización y gestión de información.
  • Más y mejores medios y planteamientos para la resolución de conflictos.
  • La información binaria posibilita la gestión de la información o su propia producción en múltiples formatos (texto, imagen, animación, sonido, televisión): ya no se aprende memorizando textos lineales, estamos en otra dimensión en la transmisión, adquisición y producción de conocimientos.
  • La ruptura con los tradicionales límites físicos y temporales. Se puede acceder a la información y al conocimiento desde múltiples lugares (casa, biblioteca, aula, trabajo, parque, playa…) y en cualquier momento.
  • Creación de comunidades de aprendizaje y comunidades de práctica virtuales.
  • Nuevos roles para educadores y educandos respecto al conocimiento y al propio proceso educativo.
Las TIC están cambiando las formas de trabajar y cómo los ciudadanos acceden al conocimiento, cómo lo almacenan, cómo se aprende y cómo se enseña. El fenómeno de la red convierte en un imperativo el replanteamiento institucional de multialfabetización digital en las TIC. Alfabetización para todos: profesores, educadores, profesionales, educandos y ciudadanía, tanto en su nivel formal como no formal. Consideramos vital comprender que cuando hablamos de TIC no nos estamos refiriendo ya a la interconexión de máquinas, sino a la relación y comunicación de personas, colectivos, comunidades e instituciones en todos los ámbitos y en una dimensión local-global. En este sentido, la educación social no puede obviar el fenómeno de la “fractura digital” ni las necesidades de alfabetización digital. Además, las nuevas tecnologías posibilitan la accesibilidad a la red a grupos históricamente desfavorecidos: sordos, ciegos, discapacitados, mayores, enfermos, reclusos… Las TIC pueden adaptarse a las necesidades personales y sociales (o viceversa).

Algunas de las críticas en las que hay consenso sobre las TIC tiene que ver con la sobreabundancia de información, los riegos de infoxicación, el poco rigor de la mayor parte de la información publicada en la red, y la fugacidad de la información en la red. Esto implica una nueva cultura que requiere saber gestionar: cómo buscar, cómo seleccionar, cómo analizar y cómo reflexionar sobre la información. Lo que implica un nuevo reto: aprender cómo funcionan los buscadores, conocer los sistemas y métodos de búsqueda es un reto apremiante para todos, pero especialmente para los profesionales de la educación. El desconocimiento de estos procesos de búsqueda y gestión puede abocar al educador y a los sujetos a un uso tecnológico o a una navegación sin rumbo, dispersa, sin ningún rigor. Por otra parte, incluso utilizando las NTIC se puede acabar imitando modelos tradicionales (lineales, repetitivos, poco creativos, pasivos o sin ninguna relevancia respecto al conocimiento). Las nuevas herramientas precisan nuevas metodologías: investigación e innovación. El reto no sólo consiste en usar las TIC sino en inventar nuevas formas de comunicación, de relación, de producción; crear redes de aprendizaje virtual, redes colaborativas que se adapten a las necesidades específicas de personas, colectivos y comunidades. Se trata de aprovechar y maximizar el uso de las TIC en la práctica educativa.

La superposición de las NTIC con los medios tradicionales es una realidad patente que está modificando:
  • las pautas de comportamiento y actitudes privadas y públicas. Hábitos y costumbres. Estilos de vida.
  • las formas de producción, transmisión, gestión o adquisición de conocimientos y contenidos. 
  • la planificación, diseño, gestión o evaluación de las actividades científicas, tecnológicas, profesionales, educativas y sociales.
    Se está transformando la realidad social bajo un nuevo paradigma que no es sólo ni principalmente tecnológico. En la educación social como disciplina se necesita imperiosamente la adaptación metodológica y didáctica que las TIC posibilitan.
2.1. Brecha digital
La expresión brecha digital puede llevar a errores conceptuales si no se presta atención a los condicionamientos socioeconómicos y culturales obviando que la auténtica brecha es de tipo social y económico y no tecnológico. La brecha sociotecnológica o brecha digital (digital divide) hace referencia a las diferencias socioeconómicas y culturales entre las personas y comunidades (entre etnias, culturas, clases o géneros) con acceso y conocimiento de las NTIC y las que no lo tienen. El 69% de la población española no accede a Internet y sólo un 1,6% pertenece a los sectores más desfavorecidos, un porcentaje que permanece inalterable desde 1996.

La nueva sociedad se está orientando hacia nuevos fines. Nos aparece la información como el reactivo de una economía neoliberal y nuevas formas y más radicales de exclusión social. Todo esto hace necesario una nueva reflexión de los fines políticos, sociales, educativos y éticos respecto a las TIC, la pobreza, la exclusión social y sobre la igualdad de oportunidades. Ante esta nueva SI,
Moreira se plantea la necesidad de innovar en diferentes ámbitos para prevenir y enfrentarse a las desigualdades sociotecnológicas:
a) Educación y formación en el marco educativo formal.
  • Inversiones para infraestructuras y equipos.
  • Reforma del currículo básico.
  • Organización de contenidos.
  • Incorporación de nuevos contenidos además de los ya existentes: educación en derechos humanos, educación ética y cívica, para la responsabilidad, para la paz, sobre el medioambiente…
  • Aprender a aprender.
  • Aprender a buscar, gestionar y analizar la información. 
  • Aprender a construir conocimiento a partir de las posibilidades que ofrecen las NTIC.
  • Nuevas estrategias de formación para educadores, profesores y profesionales sociales.
b) Educación y formación en los marcos laborales, ocupacionales y profesionales.
  • Preparación para el conocimiento y uso específico de las NTIC en el marco laboral (común a la mayoría de ámbitos).
  • Preparación para el teletrabajo y los entornos virtuales.
  • Creación de redes de teleformación abiertos y adaptados para todos en todos los ámbitos del conocimiento.
c) Educación y formación en el marco no formal.
  • Creación y desarrollo de espacios educativos y culturales comunitarios y virtuales. 
  • Políticas y presupuestos para la educación no formal. 
  • Acceso y participación democrática de toda la ciudadanía en las nuevas redes.
  • Acceso de las NTIC adaptadas a ancianos, adultos, jóvenes, minorías, mujeres, hombres, desempleados, inmigrantes, enfermos, reclusos. Adaptación de las NTIC a las personas y los colectivos marginados, excluidos y más vulnerables.
  • Acceso a las nuevas NTIC para un uso cultural, participativo, democrático y pedagógico de las asociaciones juveniles, culturales, cívicas, deportivas, ONG, sindicatos, asociaciones de padres, de madres, de amigos…
  • Creación de bibliotecas y centros educativos multimedia con todos los recursos culturales y pedagógicos.
  • Desarrollo de redes participativas y colaborativas.
Los educadores y educadoras sociales tienen ante sí el reto de cualificarse en lo relativo a las Nuevas Tecnologías de la Información como requisito profesional y como herramienta educativa. Prepararse e innovar. Estamos en el comienzo de la revolución digital; aún no se ha definido, del todo, hacia dónde vamos, ni cómo vamos. La brecha digital puede llegar a ser un elemento más de exclusión para todos y, en este sentido, el papel de la educación social puede definirse como determinante en la medida en que los profesionales asuman o no la responsabilidad de formarse para la sociedad emergente.

En
Impacto de las TIC en educación, Marquès nos señala la importancia del impacto de las NTIC en la educación y algunos de los retos sociales y pedagógicos:
La creciente importancia de la educación no formal y permanente de las personas; las NTIC tienen una relevancia especial en el bagaje cultural de las personas; necesitamos nuevas competencias; formación del profesorado y formación base para los jóvenes; formación permanente para todos los ciudadanos; formación laboral adaptada con las NTIC; medio de expresión y creación; canal de comunicación (móvil, correo-e, foros, chat, páginas web, portales, noticias, RSS, web 2.0…); instrumento para procesar la información en múltiples formatos (texto, audio, gráfico, animación, televisión, vídeo); fuentes de información (instituciones públicas, universidades, empresas, comercio, educación, buscadores generales y especializados, bases de datos); organización y gestión de los centros (gestión y control; temarios, apuntes, listados, asistencia…); recurso interactivo para el aprendizaje (información, contenidos, ejercicios, autocorrección, evaluación); instrumento cognitivo.
Apuntes sobre la alfabetización digital
La UNESCO advierte que con los nuevos retos sociales se ha pasado de considerar el analfabetismo (no saber leer, escribir y calcular) en términos absolutos a la consideración de analfabetismo funcional, dados los nuevos requisitos donde la educación debe ser concebida como medio para preparar al ser humano para una función social, cívica y económica, lo que requiere sobrepasar la mera alfabetización rudimentaria. Todo esto contextualizado en un planeta con 900 millones de analfabetos absolutos de los que 1,5 se contabilizan en España.

Algunos retos educativos que se nos plantean a corto plazo y en los que existe cierto consenso sobre la alfabetización digital:

  • Necesidad de un acceso universal y gratuito a las NTIC.
  • Conocer las diferentes herramientas para las nuevas formas de comunicación (PC, procesadores de texto, bases de datos, buscadores, correo electrónico, foros, chat, weblog, RSS, pizarras electrónicas, sistemas de gestión de contenidos, la web 2.0, web social…).
  • Aprender a codificar y descodificar mensajes.
  • Una gestión eficaz de la información (buscar, seleccionar y analizar).
  • La interpretación y traducción a los múltiples lenguajes multimedia.
  • La producción de contenidos y de nuevos conocimientos en formatos multimedia.
El analfabetismo funcional se presenta como uno de los factores de “riesgo” de inadaptación y exclusión social que mayor impacto tendrá en los próximos años para toda la población. El acceso al conocimiento y el uso de la NTIC o no puede suponer la consolidación de una nueva desigualdad social: la desigualdad sociotecnológica, la brecha digital. Se trata de capacitar para tomar decisiones, crear valores, resolver problemas y colaborar con otros con las nuevas tecnologías. El reto no consiste en una mera capacitación instrumental, sino en una auténtica preparación para la transformación de la información en conocimiento.

Con las NTIC se ha provocado la ilusión de dirigirnos a la aldea global pero la realidad muestra que los avances siguen estando muy lejos de alcance de la mayoría de la población. La dirección que puedan tomar las NTIC puede centrarse fundamentalmente en la economía (multinacionales, banca, comercio, universidades privadas, casinos…) acentuando aún más las actuales estructuras de exclusión social. En La red, J. L. Cebrián, afirma que las diferencias entre los diferentes estamentos sociales se verán agigantadas entre “enchufados y desenchufados”.

Los temores a un aumento de las desigualdades en la SI se fundamentan en la actual situación de multitud de grupos desfavorecidos (ancianos, jubilados, desempleados, analfabetos, personas con alguna discapacidad, inmigrantes, personas solas, enfermos, desempleados…). Las previsiones de exclusión social plantean que, además de reforzar las formas existentes, se crearán nuevos grupos sociales de exclusión y habrá un aumento significativo de la precariedad e inestabilidad social. La SI se está estructurando entre poseedores de la información frente a los desposeídos de la misma. Frente a las visiones críticas de la SI también hay quien insiste en las posibilidades que las NTIC ofrecen a los grupos excluidos intentando explorar e identificar posibles aplicaciones de estas tecnologías que permitan superar o compensar estas desventajas.

Las instituciones educativas se enfrentan a nuevos retos y demandas: presupuestos, nuevas infraestructuras y formas de organización, replanteamiento de las estrategias pedagógicas, la formación de los educadores sociales y la adaptación a las necesidades de los educandos, colectivos o comunidades. Las instituciones educativas actuales son cuestionadas por muchos profesionales. Los nuevos tiempos necesitan adaptar las prácticas educativas para aprovechar lo bueno y prevenir los riegos de la cultura emergente.

Las NTIC tienen tal cantidad de posibilidades educativas y culturales que la multialfabetización digital ya es un imperativo ético y civil con categoría propia. Marquès nos señala algunas de las líneas fundamentales en la alfabetización digital:

  • Nuevos requisitos en la búsqueda y gestión de la información.
  • Conocimientos y capacidad crítica (ética, científica, social) ante tanta información.
  • Preparación para la resolución de problemas.
  • Comprensión y elaboración significativa de la información.
  • Competencias para argumentar y negociar soluciones y significados.
  • Preparación para el trabajo en equipo y colaborativo.
  • Preparación para el autoaprendizaje y la normalización de los cambios o imprevistos.
  • Desarrollo de la creatividad e innovación.
Maquès señala la importancia de las nuevas herramientas con relación a sus funcionalidades. Las NTIC posibilitan el abordaje de la información y la comunicación con múltiples formatos aportando un amplio abanico de posibilidades didácticas y funcionales:
Fuentes de información hipermedia; buscadores, bases de datos, portales temáticos y especializados; nuevos canales de comunicación (páginas web, correo electrónico, foros, chat, weblogs, RSS, radioweb, televisión, podcast); nuevos medios de expresión y creatividad (texto, imagen, sonido, editores web, presentaciones multimedia o pizarras digitales interactivas); instrumento eficaz de gestión y automatización de tareas (secretaría, biblioteca, tutorías, asistencia); recursos interactivos para el aprendizaje (informan, entretienen, simulan, guían, evalúan, corrigen, orientan…); floreciente oferta de formación permanente y sistemas virtuales de teleformación; nuevos entornos virtuales on-line de aprendizaje sin límites de tiempo ni espacio que aseguran una comunicación virtual permanente entre educadores y sujetos, entre instituciones o comunidades.
Estos entornos ampliamente extendidos en centros educativos, culturales empresariales o universitarios facilitan la formación en cualquier punto donde haya una conexión a Internet. Esta nueva realidad social necesita de una formación didáctico-tecnológica de los profesionales de la educación. Se impone la necesidad de conocer, dominar e integrar en la práctica educativa todo el potencial de la SI.

Conclusiones
La educación social se encuentra ante un abanico de retos que los impactos de las TIC están generando en nuestras sociedades, en lo local y global. Prácticamente, está todo por hacer. La formación en las TIC es un primer requisito ineludible para cualquier profesional de la educación social que quiera estar en consonancia con su época. Hay que empezar a investigar, conocer, experimentar e innovar con las TIC con una actitud participativa y crítica ante la SI. En la educación formal han aparecido multitud de herramientas dedicadas a la educación en múltiples áreas del conocimiento. En la educación social, tan poliédrica, con tantos ámbitos de acción, todavía, las TIC no han sido adaptadas a las prácticas cotidianas. La educación social tiene que reflexionar ampliamente sobre las TIC, sobre su uso educativo, la adaptación a los distintos ámbitos profesionales, los impactos que provocan, sobre las nuevas formas didácticas y los efectos que tienen los nuevos entornos educativos virtuales en las formas de relación educativa. Habrá que reflexionar sobre los riegos y posibles peligros que vienen asociados a las NTIC. También toca reflexionar, y mucho, sobre la creación de contenidos con los nuevos formatos digitales. Ni el miedo a lo desconocido ni las resistencias al cambio deben cronificarse en las instituciones educativas y/o sociales. En cuanto a las TIC y a la educación formal hay cierto consenso en que las TIC se usan de manera similar a los medios tradicionales y no cumplen las expectativas generadas. Muchas interrogantes se nos abren en esta relación entre la educación social y las TIC que el tiempo, la investigación, la innovación, la práctica y su evaluación irán desvelando.
Caminante no hay camino